Por Arturo Gutiérrez
Ciudad de México, 15 de agosto de 2025.- Con el argumento de proteger el derecho a la salud, el Congreso de la Ciudad de México aprobó una reforma constitucional que prohíbe toda actividad relacionada con cigarrillos electrónicos, vapeadores y dispositivos análogos, además de endurecer sanciones por el uso y distribución de sustancias como el fentanilo y otras drogas sintéticas no autorizadas.
La reforma modifica artículos clave de la Constitución Política local y la Ley de Salud de la CDMX, con la intención de blindar legalmente cualquier intento de comercialización, producción o promoción de estos dispositivos. La diputada Valeria Cruz Flores (MORENA), al presentar el dictamen, argumentó que los vapeadores contienen tabaco, generan adicción y liberan micro partículas altamente dañinas para la salud. “Mucho de lo que no se dice es que no es vapor lo que se inhala, sino sustancias tóxicas”, afirmó.
La iniciativa fue promovida por el legislador Alberto Vanegas Arenas (MORENA), quien aseguró que esta medida responde a una «deuda histórica con la salud pública» y que se prioriza la vida por encima de cualquier interés comercial.
¿Prohibición total o regulación inteligente?
Pese al respaldo mayoritario, la medida no estuvo exenta de cuestionamientos. La diputada Patricia Urriza Arellano (MC) calificó la reforma como un “despropósito” y propuso regular en lugar de prohibir, argumentando que eso permitiría establecer estándares mínimos de calidad y evitar el crecimiento de un mercado negro descontrolado.
Además, Urriza citó estimaciones del profesor Jaime Sempere, del Colegio de México, quien proyecta que el mercado formal de vapeadores podría representar hasta 7 mil millones de pesos anuales en ingresos fiscales. “Estamos perdiendo una oportunidad fiscal, de regulación efectiva y de reducción de riesgos”, advirtió.
OMS y datos globales: un fenómeno en ascenso
De acuerdo con datos de la Organización Mundial de la Salud (OMS), el uso de cigarrillos electrónicos se ha triplicado entre 2011 y 2021, alcanzando los 82 millones de personas en todo el mundo. Lejos de desaparecer, el fenómeno crece, especialmente entre jóvenes.
Por su parte, el diputado Ernesto Villarreal Cantú (PT) respaldó la reforma argumentando que estos dispositivos “no ayudan a dejar la adicción al tabaco, sino que crean una nueva”. Señaló que casi un millón de adolescentes mexicanos entre 12 y 17 años han utilizado vapeadores, según diversos estudios.
El debate de fondo parece girar en torno a dos posturas: la necesidad de proteger la salud pública a través de prohibiciones tajantes, y la urgencia de regular de forma inteligente un mercado ya existente, para evitar consecuencias no deseadas como el fortalecimiento del comercio ilegal.














