Por Redacción
CDMX, 03 de septiembre de 2025.– Guillermo Ruiz Tomé, concejal en Álvaro Obregón y uno de los perfiles más cercanos a Andrés Atayde, coordinador del PAN en el Congreso de la Ciudad de México, protagonizó un vergonzoso acto de incongruencia política y traición partidista al respaldar con su voto un presupuesto superior a los 110 millones de pesos para la administración del morenista Javier López Casarín.
La decisión fue tomada apenas unas horas después de que el propio Ruiz Tomé participara en una conferencia de prensa convocada por el Grupo Parlamentario del PAN para denunciar la opacidad y el autoritarismo de López Casarín, quien llevaba más de un año sin convocar al Concejo. Lo que parecía una muestra de unidad y exigencia democrática, terminó siendo una burda simulación.
Ante la inminente denuncia de los panistas, el alcalde reaccionó con una sorpresiva convocatoria a sesión extraordinaria del Concejo. Y ahí, justo cuando se esperaba firmeza por parte de los representantes del PAN, Ruiz Tomé dio el giro que pocos anticipaban y votó a favor del millonario presupuesto, justificando su postura con frases huecas sobre el bienestar ciudadano.
Con este acto, el concejal aplicó la tristemente célebre “Yunes”, entregando su respaldo al oficialismo a cambio —dicen voces internas— de conservar cuotas de poder y espacios en la alcaldía. La jugada dejó al descubierto las fisuras dentro del panismo capitalino y la falta de coherencia entre el discurso y la acción.
La traición de Ruiz Tomé no solo debilita al PAN en una de las alcaldías más disputadas de la capital, también exhibe la tibieza de Andrés Atayde, quien, lejos de deslindarse o condenar la maniobra, ha guardado un silencio cómplice que ya genera molestia en las bases blanquiazules.
Mientras tanto, en Álvaro Obregón se fragua un pacto de intereses que, bajo el disfraz del consenso, traiciona a la ciudadanía y mancha los principios del partido que dice defender la transparencia y la rendición de cuentas.














