Redacción
CDMX, 30 de julio de 2025.- En muchas calles de la Ciudad de México, escenas cotidianas revelan una problemática peligrosa: niños conduciendo motocicletas o viajando en ellas sin casco ni protección alguna, a plena vista de transeúntes y sin intervención de las autoridades. La diputada Juana María Juárez López lanzó una iniciativa que, aunque limitada, busca revertir esta preocupante tendencia.
Los datos presentados son contundentes. Casi la mitad de las muertes por tránsito en la ciudad involucran a motociclistas, y una parte importante son menores de edad. En este contexto, la propuesta legislativa busca prevenir más que castigar, apelando a la educación vial para que adultos y tutores comprendan la fragilidad de los menores en estos vehículos.
El problema, sin embargo, es estructural. La falta de supervisión, el vacío legal en muchas colonias periféricas y la permisividad social generan un entorno donde los menores quedan expuestos a riesgos mortales, por necesidad, ignorancia o negligencia.
Juárez López acierta al señalar que un menor no tiene la capacidad legal ni emocional para tomar decisiones de riesgo, como subir a una moto o manejarla. Pero la realidad es más compleja: en muchas comunidades, la motocicleta es un instrumento de trabajo o transporte básico, y los menores son integrados a esta lógica desde pequeños.
Por ello, una simple campaña educativa resulta insuficiente si no va acompañada de una estrategia más amplia que incluya programas comunitarios, alternativas de movilidad segura para familias de bajos recursos, y un marco legal más estricto sobre la tenencia, venta y uso de motocicletas.
La iniciativa representa un paso simbólicamente importante, pero está lejos de ofrecer una solución integral. Proteger a los menores no es solo cuestión de conciencia, sino de garantizar condiciones sociales y legales para que no tengan que exponerse a esos riesgos desde la infancia.














