Por Arturo Gutiérrez
Ciudad de México, 13 de agosto de 2025.- Durante el foro legislativo sobre estancias turísticas temporales, la diputada Xóchitl Bravo reiteró que el Congreso capitalino impulsará una “participación plural y democrática” para discutir el Bando Uno.
Se habló de escuchar a todas las voces, revisar propuestas, y hasta organizar “parlamentos abiertos”. Sin embargo, más allá del lenguaje inclusivo y conciliador, no se ofrecieron fechas, rutas legislativas ni criterios claros para dicha participación.
La promesa de escuchar a todos suena bien, pero ¿dónde están las reglas de juego? ¿Cómo se garantizará que los anfitriones independientes tengan el mismo peso que los grandes operadores de rentas vacacionales? ¿Qué voz tendrán los vecinos afectados por la expulsión de habitantes y el alza en los alquileres?
El “diálogo” corre el riesgo de convertirse en una simulación si no se establecen canales institucionales formales, con seguimiento público y criterios técnicos.
No basta con invitar a foros: hace falta abrir el proceso de deliberación, publicar los documentos del Bando Uno, y transparentar las propuestas en discusión.
La falta de definiciones concretas revela un problema más profundo: el miedo a asumir costos políticos en un tema complejo, donde intereses económicos y derechos sociales entran en conflicto. La ciudadanía merece una participación real, no solo retórica.














