Por Arturo Gutiérrez
CDMX, 01 septiembre 2025.- Durante el arranque del nuevo periodo de sesiones, el nuevo presidente de la Mesa Directiva del Congreso de la Ciudad de México, Jesús Sesma Suárez, pronunció un mensaje cargado de buenos deseos, promesas institucionales y agradecimientos políticos. Sin embargo, más allá del tono conciliador, el discurso evitó hacer una autocrítica real sobre los problemas estructurales que arrastra este órgano legislativo.
Aunque habló de evitar interrupciones, descalificaciones y vicios en los procedimientos, no mencionó acciones concretas para erradicar prácticas como la simulación de debates, la baja productividad legislativa o el uso del Congreso como plataforma política personal.
Tampoco hubo referencias a la desconfianza ciudadana hacia los legisladores ni a la necesidad urgente de rendición de cuentas más estricta. El llamado a convertir el Congreso en una “casa del pueblo” suena bien, pero se ha escuchado en cada legislatura sin cambios tangibles.
La expectativa ahora no está en las palabras, sino en los hechos. Y eso solo se podrá medir si, como se prometió, se pone por delante la ley y no la conveniencia de los acuerdos partidistas.