Por Dana Rodríguez
CDMX, 18 septiembre 2025.- La denuncia más delicada en torno a la Universidad de Vida en Miguel Hidalgo vino con nombre y rostro: Teresa León, medallista paralímpica y alumna del centro, fue víctima de discriminación institucional al negársele el acceso al estacionamiento, obligándola a desplazarse por la vía pública, exponiéndose a riesgos innecesarios.
Este hecho fue denunciado públicamente por la diputada Cecilia Vadillo, quien advirtió que la situación va más allá de un caso aislado. Lo que ocurre en la Universidad de Vida es una sistemática vulneración de derechos hacia las personas adultas mayores que acuden al centro, muchas de ellas en situación de vulnerabilidad física o económica.
Las condiciones generales del plantel son alarmantes: instalaciones deterioradas, falta de personal de limpieza, ausencia de servicios esenciales y un clima de precarización para trabajadores e instructores. La imposición de cuotas, la exigencia de aportaciones «voluntarias» y el cobro por servicios que debieran ser gratuitos configuran una política de exclusión de facto, disfrazada de gestión administrativa.
Lo que debía ser un espacio de cuidado, salud y dignificación para la población mayor, hoy se convierte en una carga económica, psicológica y física. Mientras tanto, el alcalde Mauricio Tabe guarda silencio. La falta de respuesta institucional frente a estos atropellos consolida una gestión caracterizada por la indiferencia, la inacción y la falta de sensibilidad social.